lunes, diciembre 01, 2025

Cartera permanente: pros y contras adaptados a España

¿Qué es la cartera permanente?

La cartera permanente es una estrategia de inversión “para todo clima” popularizada por Harry Browne, inversor y escritor estadounidense. Su idea central es sorprendentemente simple: el futuro es impredecible —crecimiento, recesión, inflación, deflación—, así que conviene mantener cuatro activos con comportamientos históricamente opuestos o poco correlacionados para amortiguar shocks. El reparto clásico es 25% acciones, 25% bonos gubernamentales de larga duración, 25% oro y 25% efectivo (cash). Con esta mezcla, cada entorno económico “tiene su campeón”: las acciones rinden en crecimiento, los bonos largos en deflación y bajadas de tipos, el oro en inflaciones altas o pérdida de confianza en la moneda, y el cash como ancla de liquidez y estabilidad.

La gracia del enfoque es que, a diferencia de una cartera que persigue la máxima rentabilidad, aquí se prioriza la estabilidad, la baja volatilidad y la preservación del poder adquisitivo a largo plazo. No intenta adivinar el próximo ciclo ni rotar de activo: simplemente mantiene pesos fijos y rebalancea cuando las desviaciones superan un umbral (por ejemplo, ±5 puntos porcentuales). Esto minimiza decisiones discrecionales y sesgos conductuales, a costa de renunciar a parte del potencial alcista de una cartera 100% acciones. En términos prácticos, el inversor compra cuatro bloques baratos y transparentes (preferentemente vía ETFs UCITS y productos sencillos) y se compromete con un ritual: revisar 1–2 veces al año, rebalancear y seguir con su vida. La cartera permanente es, en esencia, una póliza de seguro contra la incertidumbre estructural del mundo económico.

Filosofía de Harry Browne

Browne no defendía la omnisciencia del inversor, sino su humildad: dado que nadie puede predecir sostenidamente la macro, mejor prepararse para cualquier clima. Su filosofía también es psicológica: diseñar una cartera que puedas mantener en crisis severas (1970s inflacionarios, cracks bursátiles, shocks de tipos) sin abandonarla. Por eso cada bloque cumple una función nítida y no se “solapa” en riesgo:

  • Acciones (25%): crecimiento, beneficios, prima de riesgo a largo plazo.
  • Bonos soberanos largos (25%): caídas de tipos, deflación, “vuelo a calidad”.
  • Oro (25%): inflación elevada, crisis de confianza en divisa, colas gordas.
  • Cash (25%): estabilidad y munición para rebalancear cuando hay caídas.

El resultado histórico (especialmente en EEUU) ha sido una trayectoria suave, drawdowns moderados y protección en décadas complicadas. En Europa/España la implementación requiere adaptaciones (divisa, duración, fiscalidad), pero el principio permanece: reducción de sorpresas y resistencia del plan.

Los 4 activos: 25% acciones, 25% bonos, 25% oro, 25% cash

El cuarteto es fijo por diseño. No es una “media 60/40 con oro”, sino cuatro patas iguales. Esa simetría simplifica el rebalanceo y evita que una sola temática domine la cartera. La condición para que funcione es usar instrumentos puros y baratos: un ETF global de acciones, un ETF de bono gubernamental de larga duración (o agregado soberano largo), oro vía ETC/ETF físicamente respaldado o físico custodiado, y efectivo en cuenta remunerada o fondo monetario. El conjunto no busca batir al mejor activo del año; quiere sobrevivir bien a los peores años.


Objetivo de la cartera permanente

El objetivo no es “ganar más”, sino “dormir mejor”. En jerga de finanzas, maximizar la utilidad del inversor conservador: menor volatilidad, caídas más contenidas y retorno razonable a largo plazo. Esto permite permanecer invertido sin pánico, lo que paradójicamente puede mejorar el resultado de muchos inversores reales (que abandonan estrategias agresivas en el peor momento).

Protección ante cualquier escenario económico

Browne identificó cuatro regímenes:

  1. Crecimiento → suben beneficios: ganan acciones.
  2. Recesión/deflación → caen tipos, huida a calidad: ganan bonos largos.
  3. Inflación alta → pierde valor la divisa: gana el oro.
  4. Estancamiento/inestabilidad → la liquidez (cash) protege y te permite comprar barato al rebalancear.

Ninguna pata es “mejor” en todo; cada una brilla en su clima. Por eso, cuando una lo hace mal, otra suele compensar, manteniendo la nave estable. El rebalanceo tras movimientos extremos vende caro lo que subió y compra barato lo que cayó, transformando volatilidad en una prima de rebalanceo.

Baja volatilidad

Históricamente, la cartera permanente ha mostrado drawdowns sensiblemente menores que una 100% acciones y comparables o inferiores a un 60/40 clásico, con una volatilidad moderada. A cambio, su rendimiento en grandes bull markets queda por detrás. Este intercambio —menos baches por menos velocidad punta— es el corazón del enfoque. Si tu perfil prioriza estabilidad sobre máximo crecimiento, encaja.


Cómo construir una cartera permanente en España

El reto en España es instrumentar cada pata con productos UCITS eficientes, minimizando fricciones de divisa y fiscalidad, y asegurando liquidez y custodia fiables.

Acciones: ETF MSCI World

Para la pata de acciones puedes usar un ETF de renta variable global:

  • MSCI World (países desarrollados) o FTSE All-World / MSCI ACWI (desarrollados + emergentes).
  • En España, prioriza clase en EUR (para operativa), aunque el riesgo divisa del subyacente seguirá.
  • Acumulación (no distribuye) es cómodo en fase de ahorro: reinvierte dividendos, simplifica y suele ser fiscalmente eficiente (tributas al vender).
  • Costes TER entre 0,07%–0,22% son habituales; busca liquidez en Xetra/Euronext/LSE y spreads ajustados.

Nota: Browne usaba acciones nacionales (EEUU). Un español puede preferir un global para evitar sesgo local y concentraciones sectoriales.

Bonos: ETF de bonos del tesoro USA o EUR

La teoría original pide bonos gubernamentales de larga duración (20–30 años), muy sensibles a caídas de tipos (beta defensiva potente en deflación). Opciones realistas:

  • Eurozona: ETF de soberanos largos EUR (por ejemplo, 15–30 años). Ventaja: sin riesgo divisa; peaje: sensibilidad a decisiones del BCE y a una curva con episodios de tipos estructuralmente bajos.
  • EE. UU.: ETF de UST 20+ años. Ventaja: duración larga y profundidad; peaje: divisa USD (valora cubierto a EUR si buscas pureza defensiva).
  • Alternativa intermedia: agregado gubernamental EUR de duración media-larga para suavizar extremos si la duración 20–30 años te incomoda.

El punto clave: que sean soberanos investment grade, liquidez decente y bajo coste. Si eliges exposición USD no cubierta, recuerda: en crisis, el dólar suele fortalecerse, lo cual puede dar cobertura natural.

Oro: ETF o físico

El oro es la pata más contracíclica frente a inflación y crisis de confianza. Tres vías:

  • ETC/ETF físico: productos UCITS o equivalentes, respaldados por lingotes y almacenados en bóvedas (Londres/Zúrich), con bajo TER y buena liquidez.
  • Físico (lingotes/monedas): máxima soberanía y fuera del sistema financiero; peajes: prima sobre spot, custodia (caja bancaria o bóveda) y logística de compra/venta.
  • Derivados (no recomendados para permanentes minoristas): introducen riesgo de rolado y complejidad.

Si quieres profundizar en por qué el oro es pilar de la estrategia y cómo integrarlo (físico vs “papel”, costes, custodia), consulta el artículo de Gold Allocation Playbook.

Cash: cuenta remunerada o fondo monetario

El cash no busca rentabilidad, sino estabilidad y liquidez. Dos rutas:

  • Cuenta remunerada en entidad sólida de la UE: liquidez inmediata y FGD (hasta límites), TAE variable.
  • Fondo monetario UCITS: capta tipos a corto menos TER, con T+1/T+2 de reembolso y ventaja fiscal del traspaso si es fondo registrado en CNMV.

Para una cartera permanente “pura”, el cash sirve para absorber shocks y financiar rebalanceos. En entornos de tipos altos, aporta interés; en tipos bajos, es la pata menos “sexy”, pero funcional.


El oro como pilar de la cartera permanente

En la cartera permanente, el oro no es un adorno: es el seguro inflacionario/sistémico. Históricamente, ha mostrado baja correlación con acciones y bonos a largo plazo, y tiende a despuntar cuando la inflación sorprende al alza, cuando los tipos reales son negativos o cuando la confianza en la divisa/autoridades flaquea. Es también el activo que, en algunos periodos, compensa los baches simultáneos de bolsa y bonos (como ha ocurrido en episodios de estanflación). Quien infrapondera oro convierte la cartera permanente en una “60/40 disfrazada”. Por eso, si sigues el enfoque de Browne, respeta el 25% y decide el vehículo:

  • Si prioritizas simplicidad/liquidez, un ETC/ETF físico UCITS con custodio reputado es práctico.
  • Si priorizas soberanía, el físico con custodia externalizada (o personal muy bien planificada) tiene sentido.

Para un desglose de pros/contras (spreads, IVA en piezas no monetarias, seguridad, segregación de cuentas de custodia), remítete al recurso de Gold Allocation Playbook.


Ventajas de la cartera permanente

Simplicidad

Cuatro bloques, pesos fijos, rebalanceo periódico. Sin “stock picking”, sin macro-adivinanzas, sin señales técnicas. Esa simplicidad reduce errores conductuales y costes (TER bajos, comisiones mínimas). Además, es replicable en casi cualquier bróker UCITS, y permite automatizar aportaciones. La simpleza es virtud cuando el tiempo es tu aliado.

Resiliencia histórica

Aunque cada país tiene matices, el patrón es consistente: en décadas con inflación y shocks de materias primas, el oro y el cash amortiguan; en deflaciones y recesiones, los bonos largos brillan; en expansiones, las acciones tiran del carro. La mezcla suaviza la curva de capital y evita ruinas por concentraciones. “Vivir para invertir otro día” es su lema.

Menor estrés emocional

Menos drawdown significa mejor sueño. Para inversores conservadores, familias o quienes odian ver su cartera caer un 40–50%, la permanente ofrece una travesía más estable. Menos drama → más probabilidad de seguir el plan → mayor rendimiento real de inversor (behavior gap menor).


Desventajas de la cartera permanente

Menor rentabilidad esperada

Si el mundo pasa largas fases de crecimiento con inflación controlada, las acciones suelen liderar. Una cartera permanente pierde “velocidad punta” frente a una 100% RV o incluso frente a 60/40. El precio de la estabilidad es renunciar a parte del upside.

25% en cash puede ser ineficiente en baja inflación

En regímenes de tipos cero y baja inflación, el cash rinde poco o nada. Aunque su rol de amortiguador y “combustible para rebalancear” sigue, el coste de oportunidad existe. Algunos adaptan el 25% a monetarios o T-bills mediante ETFs ultracortos para capturar los tipos a corto (cuando hay).

Rebalanceo necesario

No basta con comprar y olvidar. Sin rebalanceo, un activo ganador domina y desvirtúa la estrategia. El rebalanceo implica pequeñas ventas y compras (fricción fiscal/comisiones). Aun así, 1–2 veces al año y bandas ±5% suelen ser suficientes.


Comparativa: cartera permanente vs 60/40 vs 100% acciones

  • 100% acciones: máxima rentabilidad esperada a muy largo plazo, pero volatilidad y drawdowns muy altos. Requiere estómago y horizonte real 30+ años sin tocar.
  • 60/40 (acciones/bonos): equilibrio clásico. Funciona bien en regímenes “normales” de inflación moderada y tipos equilibrados, pero sufre en estanflación (bolsa y bonos cayendo a la vez).
  • Cartera permanente: resiliencia en más escenarios (incluida estanflación) por la pata oro y cash. A cambio, techo de rentabilidad más bajo en bull markets extensos.

Si valoras robustez frente a regímenes desconocidos y estabilidad conductual, la permanente gana puntos. Si tu prioridad es crecer al máximo y toleras grandes caídas, 100% RV (o un glide path que empiece alto en RV y baje con la edad) puede encajar mejor. El 60/40 es término medio; la permanente es paraguas extra.


Fiscalidad y rebalanceo en España

  • ETFs UCITS (acciones/bonos/oro “papel”): tributan por ganancia/pérdida al vender, integrándose en base del ahorro. Las clases de acumulación reinvierten dividendos y simplifican el diferimiento.
  • Fondos monetarios (cash): si usas fondos en lugar de cuenta, puedes traspasar entre fondos sin tributación inmediata (ventaja para rebalanceos dentro del “mundo fondos”).
  • Oro físico: al vender, tributas por ganancia patrimonial; además, hay costes (spread compra-venta) y custodia que debes valorar.
  • Rebalanceo: intenta usar nuevas aportaciones para volver a pesos objetivo; cuando toque vender, prioriza posiciones con menor plusvalía o pérdidas para compensar. Mantén un registro fino de lotes.

Un truco operativo: mantener la pata de cash en fondo monetario UCITS te permite rebalancear hacia un fondo de bonos o mixto sin peaje (traspaso), y reservar las ventas imposibles de traspasar (ETFs) para ocasiones puntuales.


¿Para quién es adecuada la cartera permanente?

  • Inversores conservadores o aversos al riesgo que quieren preservar capital y mantener baja la variabilidad anual.
  • Personas que valoran simplicidad y disciplina: cuatro ETFs/fondos, revisión anual y listo.
  • Quienes reconocen que no van a estar tranquilos con una 100% RV (o abandonarán en una caída del 40%).
  • Cartera “núcleo” para patrimonio familiar que no debe depender de apuestas macro.

No es ideal para quien busca máximo crecimiento, disfruta de la volatilidad y tiene horizonte muy largo con alta tolerancia a caídas profundas. Tampoco para quien no acepta tener 25% en activos aparentemente “parados” (cash/bonos) durante bull markets.


Ideal para inversores conservadores y aversos al riesgo

La cartera permanente ofrece una propuesta clara: renunciar a parte del upside a cambio de resiliencia transversal y paz mental. En España puede implementarse con ETFs UCITS (acciones globales, bonos soberanos EUR/USA —con o sin cobertura—, oro físico vía ETC o directamente físico) y cash en cuenta remunerada o monetario. Su fuerza radica en la diversificación auténtica (incluye oro), el rebalanceo disciplinado y la sencillez operacional. No pretende batir al mejor activo del año; pretende sobrevivir bien a los peores años y mantenerte invertido. Si tu objetivo es conservar y crecer de forma calma y constante, esta estrategia encaja como un guante. Si, por el contrario, persigues el máximo retorno y toleras baches duros, otras carteras (100% RV, 80/20, 60/40) pueden ser más adecuadas. Elige con honestidad: la mejor cartera no es la que más sube en papel, sino la que puedes mantener en la vida real.

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